A fines de setiembre el gobierno prorrogó, hasta el primero de junio de 2011, la fecha de entrada del uso obligatorio del gasohol (mezcla de gasolina con etanol) en algunas de las regiones del Perú. Entre las regiones involucardas se encuentran Lima y Callao, las principales consumidoras de gasolinas a nivel nacional. La razón principal dada por el gobierno para esta prórroga es: “Que, a la fecha, la producción nacional de etanol no permitirá cubrir los requerimientos del mercado de gasohol en Lima y Callao, así como en los departamentos de Ica, Huancavelica, Ayacucho, Apurimac, Cusco, Arequipa, Puno, Moquegua y Tacna, con lo que se incumple con los objetivos de la Ley No. 28054, Ley de Promoción del Mercado de Biocombustibles.”
La reacción de representantes del sector privado a esta noticia fue de rechazo total. La SNI se pronunció de la siguiente forma: “Es inexplicable que 3 días antes de la entrada en vigencia del Gasohol en Lima y Callao, sin aviso previo y en forma sorpresiva se cambien las reglas de juego de un proyecto importante para la salud pública y el desarrollo agroindustrial del Perú.
Este decreto afecta gravemente la confianza de los inversionistas en la estabilidad jurídica y en las reglas de juego que ofrece el Perú al mundo. En tal sentido, solicitamos la derogatoria del decreto y que se inicie un diálogo entre las partes para corregir este error.”
Aunque uno podría concordar con algunos de los comentarios de la SNI, lo que no se ha discutido suficientemente es la conveniencia o no, económica y ambiental, para un país como el Perú, de promover por medio de subsidios los biocombustibles. El beneficio ambiental directo (menor emisiones de CO2) al utilizar gasohol (una mezcla de etanol y gasolina - en el caso de Perú en un 7.8%) en vez de solamente gasolina como combustible es indiscutible.
Por otra parte, si se toma en cuenta otros factores que intervienen en la producción de etanol, principalmente el uso de terrenos agricolas y abundante agua, no es tan seguro que los beneficios ambientales de un lado sean mayores que los potenciales daños directos e indirectos. En lo que respecta al tema económico, tampoco es muy claro que ventaja habría para el consumidor. En caso que se le este pidiendo que subsidie algo, por ejemplo para mejorar el medio ambiente, que es justificable, hay que decirle claramente a donde va a parar este subsidio. En todo caso, lo mejor sería, como en otros países, que el usar o no el gasohol sea voluntario, y que si realmente su utilización es beneficiosa a la sociedad, el gobierno y el sector privado que está en este negocio no deberían tener dificultad en convencer al consumidor.
Este tema de los biocombustibles es muy discutido a nivel internacional. El Banco Mundial en su informe de 2008 sobre el desarrollo mundial (ver documento a continuación), con referencia al alza de los precios de los alimentos, indicaba como una de las razones el uso de tierras agrícolas para la producción de biocombustible.
La reacción de representantes del sector privado a esta noticia fue de rechazo total. La SNI se pronunció de la siguiente forma: “Es inexplicable que 3 días antes de la entrada en vigencia del Gasohol en Lima y Callao, sin aviso previo y en forma sorpresiva se cambien las reglas de juego de un proyecto importante para la salud pública y el desarrollo agroindustrial del Perú.
Este decreto afecta gravemente la confianza de los inversionistas en la estabilidad jurídica y en las reglas de juego que ofrece el Perú al mundo. En tal sentido, solicitamos la derogatoria del decreto y que se inicie un diálogo entre las partes para corregir este error.”
Aunque uno podría concordar con algunos de los comentarios de la SNI, lo que no se ha discutido suficientemente es la conveniencia o no, económica y ambiental, para un país como el Perú, de promover por medio de subsidios los biocombustibles. El beneficio ambiental directo (menor emisiones de CO2) al utilizar gasohol (una mezcla de etanol y gasolina - en el caso de Perú en un 7.8%) en vez de solamente gasolina como combustible es indiscutible.
Por otra parte, si se toma en cuenta otros factores que intervienen en la producción de etanol, principalmente el uso de terrenos agricolas y abundante agua, no es tan seguro que los beneficios ambientales de un lado sean mayores que los potenciales daños directos e indirectos. En lo que respecta al tema económico, tampoco es muy claro que ventaja habría para el consumidor. En caso que se le este pidiendo que subsidie algo, por ejemplo para mejorar el medio ambiente, que es justificable, hay que decirle claramente a donde va a parar este subsidio. En todo caso, lo mejor sería, como en otros países, que el usar o no el gasohol sea voluntario, y que si realmente su utilización es beneficiosa a la sociedad, el gobierno y el sector privado que está en este negocio no deberían tener dificultad en convencer al consumidor.
Este tema de los biocombustibles es muy discutido a nivel internacional. El Banco Mundial en su informe de 2008 sobre el desarrollo mundial (ver documento a continuación), con referencia al alza de los precios de los alimentos, indicaba como una de las razones el uso de tierras agrícolas para la producción de biocombustible.
En el caso nuestro en Perú, hubo en julio de 2009 un artículo de Daniel Cordova, Director de la Escuela de Postgrado del Pacífico, que cuestionaba la bondad de los biocombustibles (“Los biocombustibles no son tan "verdes" como parecen”), que pueden verlo en el documento a continuación.
Por otra parte, la Asociación de Grifos y Estaciones de Servicio del Perú (AGESP) se pronunció, por medio de un informe, sobre la implementación para la comercialización del gasohol, señalando una serie de dificultades (ver documento a continuación).
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