lunes, 27 de junio de 2011

Camisea: ¿Estamos Perdiendo la Batalla de la Información?

Ayer en la mañana, verificando mis correos del Banco Mudial, me topé con una información que provenía del "ESMAP Media Monitoring" (un "feed" de noticias, practicamente diario, que el Energy Sector Management Assistance Program - ESMAP, que administra el Banco, proporciona sobre diversas informaciones del sector energía y el desarrollo sostenible), titulada: "Peru Village Sees Few Gains From Natural Gas Project" (Pueblito en Perú Ve Muy Pocas Ventajas a Proyecto de Gas Natural), reportada por Annie Murphy del National Public Radio - NPR, USA. Verifiqué que la noticia había "rebotado" en una gran cantidad de sitios.

Leyendo el artículo pude comprobar la poca objetividad que existe entre muchos periodistas internacionales, y no pocas personas nacionales, cuando se quiere exponer o analizar temas que tienen que ver con la explotación de los recursos naturales, y sus potenciales efectos negativos en el medio ambiente y en las poblaciones nativas, en los países en vias de desarrollo.

Hay, por supuesto, una historia negativa al respecto. No olvidarse que hasta ahora se habla de "la maldición de los recursos naturales", y por algo existen el Equipo Marco de Interagencias de las Naciones Unidas para Acciones de Prevención de Conflictos en las Industrias Extractivas (ver folleto abajo) y el EITI: "Extractive Industries Transparency Initiative" (la Iniciativa de Transparencia en las Industrias Extractivas).


El problema de fondo es entendible: una mas equitativa participación de las comunidades nativas en la explotación de los recursos naturales que se encuentran en los territorios que habitan, con el mayor cuidado del medio ambiente. Esto no existe actualmente en Perú. Se debe comenzar por una visión totalmente nueva en lo que respecta al sistema de concesiones actual, tanto en minería como en hidrocarburos, en hidroelectricidad y en la explotación forestal. Claramente, las cosas no pueden seguir como están.

Pero lo anterior no justifica la inmerecida exposición en la prensa de artículos como el que comento. Escrito por personas que deberían tener un mejor entendimiento de los problemas, no ayudan en nada a solucionar los mismos, y mas bien pueden contribuir a profundizar las diferencias, trasmitiendo medias verdades o haciendo un mero recuento de lo dicho por terceras personas, sin el menor análisis o verificación.

Solo como ejemplo, viendo la fotografía que acompaña el artículo, donde se ve a dos niños jugando en un río, ¿podemos así nomás creer que este río esté contaminado y que no haya peces en él? O, como se indica en otra parte del artículo, repitiendo lo que le dice una lugareña: "Así que la única opción es ir al mercado y comprar conservas de atún y fideos. Así es como sobrevivimos."

Lo mínimo que podemos pedirles a estos periodistas es mayor seriedad en lo que reportan, antes de darles una gran audiencia simplemente replicando sus artículos. Pero lo mas lamentable es la inacción del estado en este terreno. Creo que el título de este artículo no debe ser ¿Estamos Perdiendo la Batalla de la Información?, sino ¡¡Estamos Perdiendo la Batalla de la Información!!

Para que Uds. hagan sus propios jucios, a continuación el reportaje "Peru Village Sees Few Gains From Natural Gas Project" (Pueblito en Perú Ve Muy Pocas Ventajas a Proyecto de Gas Natural), por Annie Murphy del National Public Radio - NPR, USA (en una traducción libre al español de mi parte, aunque los interesados pueden ir directamente a la versión original en inglés en el siguiente enlace: http://www.npr.org/2011/06/26/137237502/peru-village-sees-few-gains-from-natural-gas-project).

Dos niños de la aldea Machiguenga Shimaa juegan en el río cercano

Varios días de viaje desde las ruinas de Machu Picchu, cayendo en el calor espeso y verde de la parte superior del Amazonas, se encuentra el pueblo peruano de Shimaa. Decenas de edificaciones simples alrededor de una colina por encima de un río. Bien abajo, unos pocos niños juegan en un campo de fútbol en la orilla del río.

Los campos cercanos de gas natural de Camisea tienen más de 10 billones de pies cúbicos de gas natural. El oleoducto que saca el gas se encuentra justo debajo de Shimaa, el hogar de los indígenas Machiguenga.

Mariana Masuyu, una madre de cuatro hijos delgada y pecosa, dice que su vida es cada vez más difícil por el gas.

"Antes que llegaran las compañías de gas, había un montón de peces en el río, y me gustaba ir a pescar con mi marido", dice, hablando a través de un traductor. "Así es como alimentamos a nuestros niños. Ahora que el gas se está bombeando, hay contaminación y no hay suficientes peces para alimentarnos."

"Así que la única opción es ir al mercado y comprar conservas de atún y fideos. Así es como sobrevivimos."

Buscando el desarrollo con identidad
El proyecto de gas de Camisea canaliza millones de dólares a las arcas del gobierno y prometen un desarrollo occidental a las comunidades locales. Ha habido escuelas, clínicas de salud y otras iniciativas. Pero los beneficios son difíciles de ver en Shimaa: hay contaminación de ruido de los helicópteros que sobrevuelan, ahuyentando a la fauna, y hay contaminación del agua por derrames de gas y la erosión.

Los lugareños dicen que todo esto afecta su capacidad para pescar y producir su propio alimento.

"Los pueblos indígenas han sido considerados enemigos del desarrollo, pero queremos desarrollo - aunque no del tipo de desarrollo occidental que viene y borra todo", dice Plinio Kategari, vicepresidente del Consejo Machiguenga, conocido como COMARU, establecido en la capital provincial, Quillabamba. "Queremos también un desarrollo que tenga una identidad; donde se proteja al medio ambiente, donde los seres humanos todavía puedan existir, y tener las cosas que necesitan para vivir."

Esta es una región aislada de exhuberantes colinas, ríos y caminos de tierra mal mantenidos y peligrosos. Es el hogar de unas dos docenas de comunidades machiguengas. La exploración de gas se inició en la década de 1980. En este punto, los Machiguenga sienten que el proyecto es inevitable. Ahora sólo quieren un nivel de vida a la par con la de las personas que se benefician del gas - es decir, abundante agua potable, alimentos, luz, educación y acceso a la tecnología. También les gustaría ser capaces de utilizar parte del gas que está en sus tierras.

"No es nuestra responsabilidad">
"Es en su territorio donde el gas ha sido encontrado, y que no lo consumen", dice Humberto Campodónico, economista y experto en Camisea. "Debido a que la tubería solo viene a Lima (la capital del Perú), o al mar."

El oleoducto corre directamente desde el Amazonas, los Andes y hacia el Pacífico, sin dar gas a los machiguengas.

Carlos Cuadros, quien supervisa las relaciones con las comunidades indígenas de la zona de TGP, la empresa que transporta por tuberías el gas, dice que cree que los pueblos indígenas deben estar preocupados por otras cosas.

"No es nuestra responsabilidad llevar el gas a estas comunidades", dice. "No queremos hacer una tarea que el Estado debe cuidar. No estamos aquí para dar limosnas."

"Y para empezar, se necesitan medios de comunicación, que no existen en muchas comunidades indígenas, ni siquiera hay cobertura para los teléfonos celulares; y en otras no hay electricidad. Creo que esas cuestiones tienen que ser tratadas en primer lugar."

Por el momento, en Shimaa, la mayoría de la gente parece más preocupada por la alimentación que por el gas - qué comer y cómo conseguirlo a bajo precio, ahora que lo tienen que comprar. Hace unos meses, TGP dio a la comunidad un tanque para su uso como un criadero de peces.

"Teniendo en cuenta que ya no hay peces en el río, creo que es mejor para ellos que los cultiven", dice José Kategari, uno de los líderes locales Shimaa. "De esa manera vamos a ser capaces de alimentar a nuestras familias."

Pero actúa avergonzado cuando se le preguntó que mostrara la nueva granja de peces de los Machiguenga.

"Todavía no tenemos peces en él", dice. "Esperamos que en pocas semanas la empresa nos dará los peces."

Audio del Reportaje (en inglés)

1 comentario:

  1. Eduardo, es entendible el enojo que muestras sobre como se trata y expone la información sobre el tema, pero me temo que sea un indicador, una luz de alarma, sobre los sentimientos de la población local.Y puede ser un aviso para revisar que cosas se deben de hacer mejor.Como tú indicas hay mucho por hacer, y más vale hacerlo antes de que la situación sea incontrolable
    Julio Eisman

    ResponderEliminar